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  • Foto del escritorPenélope Donís

[Los Samis] 520 Renos de Antonio Briceño y [el canto del yoik]

Actualizado: 9 mar 2023

La exposición del artista Antonio Briceño. 520 renos 2011, en el espacio cultural de Corp Banca en Caracas, nos acercó al mundo de los Sami. Pueblo aborigen escandinavo que existe actualmente en la Unión Europea, en países como Finlandia, Noruega, Suecia y parte de Rusia. Que tras años de transculturización cristiana, olvidaron sus costumbres primigenias, pero siguen auto definiéndose como Samis. En una búsqueda de una presencia, de una voz y un voto en la representación política Europea.


Pero los herederos de esta cultura ancestral viven y trabajan comúnmente como seres occidentales. ¿Entonces, en qué radica ser Sami?. Bajo esta premisa Antonio Briceño inicia su exploración por estas tierras.


A través de la mirada de un creador de imágenes, acostumbrado a la exuberancia del trópico, Briceño nos mostró un acercamiento a los Samis, con una búsqueda frecuente por redescubrir las sociedades originarias en nuestra contemporaneidad, donde el paisaje pareciera estar pintado en un blanco sobre blanco de la nieve.


Desde este momento la nieve tomó un lugar protagónico en estas imágenes, el blanco perenne como lo muestra los videos tomados en un trayecto, hay 144 paisajes y 187 nieves que a un Sami siempre los hace volver a casa, porque según un proverbio de ellos “Cuando un Sami se pierde, regresa a casa”.


La exposición contó con una serie de retratos en gran formato y a color de los herederos actuales de esa cultura. Rostros con fisonomía escandinava, algunos, con ciertas vestimentas características.


Las imágenes del paisaje se superponen transparentándose entre sí, imágenes que se multiplican, formando un bosque con la constante nieve. La imagen es intervenida con las 187 palabras que los Samis definen a la nieve:


"Así, podemos notar como aquellos paisajes que en sus primeras obras se fundían o tejían con los retratados, han pasado en esta exposición ya a un primer plano, hasta constituirse ellos mismo en personajes y expresión o huella de lo humano.

Representaciones de emociones humanas en las que las palabras superpuestas parecen más bien letanías chamánicas que invocan a las fuerzas naturales o divinas, materializándolas y haciéndolas realidades evidentes. La misma repetición de los paisajes que aluden a esas pequeñas variaciones físicas que transforman a un fenómeno en otro completamente diferenciado, que por imperceptibles a nuestros ojos y experiencia pasarían de seguro peligrosamente inadvertidos, se nos antojan también como oraciones rogativas, insistencias que nos impulsan a ver mucho más que sencillos cambios de luces o tonos, a adentrarnos en lo que vemos" 1


El artista nos hizo ver que uno de los lienzos donde se imprime el ser sami está a nivel de su lenguaje, en la multiplicidad de maneras de nombrar las cosas.



Algunas imágenes de 520 Renos, 2011


El autor colocó imágenes superpuestas que se transparentan en varios planos de acrílico, para mostrarnos 520 Renos. Imágenes-palabras que se multiplican y que definen a los renos para un Sámi, según la tesis de maestría de M`ka Saijets. Y entre estas fotografías, el sonido de “Guovssahasat” que en español se traduce como “La Luz que se escucha, las palabras que se ven” llamó al espectador para ver en video uno de los mayores espectáculos de la tierra, la aurora boreal acompañada de un canto ancestral.


El canto del yoik


El sonido mítico y simbólico del yoik, expresión ancestral de los Samis, donde el cantante transfiere la esencia de una persona, lugar, animal o fenómeno al canto. La palabra pura y cantada es instrumento para comunicarse de una forma profunda y personal con el cosmos, sonido que es aliento de vida y que también se puede escuchar en la aurora boreal.


Es un tipo de canto que se genera como una reverberación auditiva producida por la faringe y la boca, donde dos o más sonidos son escuchados con una pequeña variación dentro de una escala armónica.


Un canto primigenio de estas tierras escandinavas, relacionado con antiguas prácticas chamánicas eliminadas alrededor del siglo XVII. Los chamanes, llamados antiguamente como los noaidi, utilizaban estos cantos en sus ritos sagrados acompañados de su tambor sagrado para conectar con su divinidad.


Este canto no necesariamente tiene letra. El yoik puede cantarse con palabras, pero estas no lo limitan. El yoik puede expresarse con sonidos, ritmos, gestos y expresiones que recuerdan a la naturaleza. Muchas veces son improvisaciones en torno a una sílaba a veces acompañada por un tambor, una flauta u otro instrumento.


Es un canto completamente libre. No tiene una estructura marcada, ni manifiesta un principio ni un fin. en todo caso sería un canto repetitivo, circular. Varias melodías suelen ser sobre personas, aunque esto es algo relativamente nuevo. Los lugares y los animales también tienen su yoik, siendo esta una expresión muy antigua.


Actualmente hay algunos artistas sami que han tratado de recuperar este tipo de manifestación y llevarlo a otros paisajes, fusionándose en algunos casos con otros géneros musicales, como: Mari Boine, Sofía Jannok, Jon Henrik Fjällgren y Berit Margrethe Oskal, entre otros.


El canto del yoik nos recuerda una conexión con la natura, donde cada elemento sea un ser humano, animal, vegetal, mineral o lugar, contiene un alma que le da vida. Quizás sea un vehículo sagrado para unir a dos o más rostros de la naturaleza.


"El yoik de Daniel" escrita y cantada por Jon Henrik Fjällgren. Ejemplo más contemporáneo de un canto yoik,



Notas:
1 Tomado del texto curatorial de la exposición. Por Tomás Rodriguez Soto.

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